Indicios positivos de la ley del tabaco
Editorial | 18/03/2011 - 00:11h
EL drástico endurecimiento de la ley antitabaco que entró en vigor el pasado 2 de enero del presente año empieza a dar algunos frutos. Una encuesta efectuada por la Federació Catalana d'Associacions d´Activitats Recreatives Musicals (Fecasarm) señala que, dos meses y medio después de la aplicación de la ley, algunos usuarios han dejado de salir de noche, mientras que otros han decidido volver gracias al ambiente libre de humo. Y aunque la facturación ha caído un 10%, es difícil atribuir el hecho únicamente a la ley del tabaco, sino más bien a la crisis económica.
Otros datos interesantes de esta misma encuesta son que aproximadamente dos tercios de la población creen correcta la nueva ley o están totalmente a favor de ella, siendo las respuestas similares entre no fumadores y ex fumadores. Es interesante igualmente constatar que la gran mayoría de los encuestados por Fecasarm –el 80%– afirma que la entrada en vigor de la ley no ha hecho variar sus hábitos, si bien son los jóvenes entre 25 y 40 años quienes manifiestan estar más de acuerdo con la nueva normativa.
Ciertamente, la eficacia de las leyes que intentan reconducir inveteradas costumbres de los ciudadanos no puede evaluarse hasta pasado cierto tiempo prudencial. Setenta y cinco días de aplicación de una ley tan intervencionista como la del tabaco son tal vez pocos. Desde estas mismas columnas defendimos en su día una aplicación de la ley que no comprometiera los intereses de aquellos restauradores que habían efectuado inversiones para habilitar espacios para fumadores que con la nueva ley han desaparecido. Pero el legislador se decidió por una de las normas más exigentes de los países de nuestro entorno con el objetivo prioritario de avanzar en la protección de la salud pública.
Pasado este tiempo, parece que hay algunos indicios de que la sociedad española ha recibido la ley de forma positiva. El primero de ellos es que ha promovido el abandono del consumo de tabaco, aunque todavía es pronto para sacar conclusiones empíricas. El segundo indicio es que apenas ha variado la asistencia a los locales de ocio nocturno, uno de los puntos más polémicos y centrales de la ley, con la presencia en dichos locales de ciudadanos que valoran que ahora estén libres de humo.
Según la citada encuesta, hay un 9,4% de ciudadanos que prefiere quedarse en casa para poder fumar, mientras que un 8,7% vuelve a salir por la circunstancia de una atmósfera limpia. Un empate técnico. Y el tercer indicio positivo es que se advierte un creciente abandono del tabaco por parte de los más jóvenes, cuyo consumo ha caído en picado.
Insistimos en que todavía es pronto para una evaluación positiva de una norma que sigue adoleciendo de defectos debido a su radicalidad. Pero estos primeros indicios permiten abrigar la esperanza de que la ley tenga como consecuencia una relación menos dependiente del tabaco. En todo caso, la sociedad española ha demostrado que, con la excepción de una minoría de objetores y de algunos restauradores que quisieron ofrecer (durante unos días) una resistencia numantina a la nueva ley, ha reaccionado de forma positiva ante la necesidad de desterrar el tabaco de los espacios públicos para avanzar paulatinamente hacia una atmósfera más saludable.
Tomado de;
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