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jueves, 18 de julio de 2013

yahoo.com - 18 de Julio de 2013

Sol y tabaco, la peor combinación del verano
Las consecuencias del astro rey son especialmente negativas en la piel de los fumadores, en quienes ya existe un mayor riesgo de presentar los signos de una piel envejecida debido al consumo de tabaco.

La nicotina reduce la producción de estrógenos y altera los niveles de colágeno y elastina. Eleva los niveles de vasopresina, una hormona que estimula la contracción de las fibras musculares, aumentando con ello la presión sanguínea, reduciendo la producción de estrógenos, la absorción de vitamina A y alterando los niveles de colágeno y elastina, de manera que acelera el envejecimiento cutáneo.

Además, impacta negativamente sobre la cantidad de oxígeno y otros nutrientes esenciales que "alimentan" la piel. Tanto el humo del tabaco como la nicotina afectan directa e indirectamente en la caída del cabello. Asimismo favorecen la pérdida de vitalidad, una mayor sequedad de la cutícula y la fragilidad de la fibra capilar.

Por otro lado, en el caso de las mujeres, existe una mayor sensibilidad a los efectos negativos que el tabaco tiene sobre la salud. Esto se debe a que acostumbran a dar caladas más largas, aumentando con ello la entrada de monóxido de carbono, y a que presentan una piel más delicada que la de los varones.

'El rostro del fumador'. En 1985, el Dr. Douglas Model acuñó este término aludiendo a las características faciales que delatan a las personas que llevan fumando más de 10 años:

- Deshidratación.

- Atrofia cutánea.

- Tono grisáceo, menos luminosidad.

- Manchas de color púrpura.

- Aparición de vello.

- Arrugas más marcadas conocidas como "código de barras" en los labios debido a su contracción para fumar.

- También favorece la aparición de las "patas de gallo" en el contorno de los ojos como consecuencia de entrecerrarlos repetidamente para evitar la entrada de humo.

- Pigmentación amarillenta en dedos, dientes e incluso cabello.

- También se han apreciado en personas fumadoras más problemas de cicatrización y alteraciones en la respuesta inflamatoria de la piel.

Además, tanto la nicotina como el humo del tabaco afectan directa e indirectamente en la caída del cabello según los expertos sanitarios.

En este sentido, existen varios estudios que muestran que la calvicie es también una de las consecuencias del tabaquismo ya que las sustancias procedentes del humo que se inhala y que llegan a través de la sangre impiden el correcto funcionamiento del folículo piloso y, por tanto, la formación de nuevo cabello.

La pérdida de vitalidad, una mayor sequedad de la cutícula y la fragilidad de la fibra capilar son otras de las consecuencias que produce el tabaco en el cabello.

Fuente: 'Smoker's face: an underrated clinical sign', publicado en el British Medical Journal. Autor: Dr. Douglas Model (1985)

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