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martes, 10 de enero de 2012

La Rioja.com, 10 de enero de 2012



SALUD

Casi 2.800 riojanos dejan de fumar en el primer año de prohibición en los bares

A lo largo del 2011 se vendieron 3,1 millones de cajetillas de cigarrillos menos en la región, aunque el tabaco de liar elevó su demanda el 23,5%
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REGIÓN

Casi 2.800 riojanos dejan de fumar en el primer año de prohibición en los bares

A lo largo del 2011 se vendieron 3,1 millones de cajetillas de cigarrillos menos en la región, aunque el tabaco de liar elevó su demanda el 23,5%

10.01.12 - 00:26 -
Un año después de su entrada en vigor, la ley antitabaco que veta fumar en el interior de los locales de hostelería arroja unos resultados contundentes. A falta de ultimar la estadística oficial, la Consejería de Salud calcula que durante el 2011 han abandonado el consumo de tabaco en torno a 2.800 riojanos. Una estimación que a nivel nacional se eleva a 600.000 personas que han apartado definitivamente los cigarrillos de su vida. Si bien lógicamente no todos ellos han abierto una nueva etapa libre de humos a raíz de las restricciones obligadas por la normativa, las en el momento de su aplicación controvertidas y drásticas medidas han coadyuvado a hacer más llevadero el tránsito.
No es el único dato que advierte de una disminución del número de fumadores en paralelo al desarrollo de la ley. También la venta de cigarrillos ha experimentado una notable disminución en el 2011. De acuerdo con los datos que recoge el Ministerio de Economía, entre enero y noviembre del pasado año (última variable disponible) se vendieron en La Rioja 17.786.060 cajetillas estándar de veinte unidades, cuando en el mismo periodo del ejercicio anterior, cuando la normativa aún no había entrado en vigor, la cantidad se elevaba a 20.921.847. En otras palabras: un descenso del 15% que en términos absolutos suponen 3,1 millones de paquetes de tabaco menos. La tendencia no se constata, sin embargo, en la distribución de cigarros -20,5 millones de unidades en el 2011 frente a prácticamente 17,8 un año antes- ni en el consumo de tabaco de liar, del cual se vendieron en La Rioja 19.979 kilos cuando el ejercicio anterior se limitó a 15.272 kilos con un alza que roza el 23,5%.
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Otra de las fuentes que certifican el impacto de la ley antitabaco es la Asociación Española contra el Cáncer, donde la prohibición de fumar en los locales públicos disparó durante el 2011 las peticiones de interesados en participar en los cursos de deshabituación que imparte periódicamente la AECC en La Rioja. Así, mientras en el 2010 se atendió a 135 fumadores, un año después el número de beneficiarios se elevó a 190, haciendo que el número de grupos articulados para impartir las estrategias adecuadas pasara de nueve a doce. A ello se suman las terapias grupales ofrecidas a empresas con más de quince trabajadores interesados en abandonar su dependencia de los cigarrillos, y que la Asociación contra el Cáncer ofrece bien en su sede o en el lugar de trabajo gracias al convenio de colaboración previsto para tal fin en el medio laboral.
En todos los casos, y como detalla la psicóloga a la AECC, Maribel García, el grado de abstinencia de quienes han utilizado esta vía ronda entre el 40 y el 50% de éxito.
La labor psicológica se ha conjugado con el tratamiento farmacológico al que numerosos riojanos se acogieron el año pasado aprovechando que la imposibilidad de fumar en bares, cafeterías y restaurantes rompería su hábito de prender un cigarrillo en estos locales. El director general de Salud Pública, José Miguel Acitores, indica que sólo entre enero y octubre del 2011 (último dato actualizado), 3.550 riojanos solicitaron los diferentes medicamentos recomendados que se dispensan de forma gratuita. Con una peculiaridad: el 30% de todos ellos se reclamó en enero, nada más entrar en vigor la ley. La Consejería de Salud ha invertido ya desde el 2007 más de 1,5 millones de euros en este terreno.
Quienes también han percibido favorablemente el efecto de la norma son los propios trabajadores del sector. Como confirma la Secretaría de Hostelería de UGT, el nivel de contaminación derivado de la «ley antitabaquismo» como la define Ana Cruz Llach por su carácter preventivo, se ha reducido una media de cinco puntos en los restaurantes y hasta ocho en bares y cafeterías. Un modo de depurar el entorno laboral y reducir los cerca de mil casos de enfermedades vinculadas al sistema respiratorio en trabajadores no fumadores que sufren el tabaco de forma pasiva.
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