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viernes, 16 de agosto de 2013

edicionnacional.com - 12 de agosto de 2013 - España

Embarazo, lactancia y cigarrillo: una combinación de alto riesgo
La nicotina pasa a la leche materna y perjudica la salud del bebé. Son muchas las consecuencias que pueden sufrir los fetos y los recién nacidos de madres fumadoras, incluso el aumento del peligro de muerte súbita.

Los efectos nocivos de fumar se manifiestan en la mujer antes, durante, después del parto, y siempre, porque cada cigarrillo contiene más de 4.000 sustancias tóxicas; de las que más de 50 han demostrado ser cancerígenas; y son causa de 25 enfermedades comprobadas en diferentes órganos del cuerpo.

En una encuesta realizada por médicos neumólogos de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) a mujeres embarazadas, el 19,5% de las encuestadas fumaba al momento de la encuesta, demostrando una alta prevalencia de consumo y desconocimiento de los riesgos, tanto para la mujer como para el feto y futuro bebé, y la falta de consejo por parte de los profesionales de la salud.

Se demostró que en la mujer embarazada fumadora; fumar inhibe la síntesis de estrógenos y disminuye el flujo sanguíneo útero-placentario, por efecto de la nicotina y el monóxido de carbono ya que producen hipoxia tisular (disminución del oxígeno) determinando un desarrollo anormal del feto. 

Los tóxicos del humo llegan al feto por la placenta a través de la circulación materna y también producen: aumento de la frecuencia cardíaca fetal así como alteraciones en el desarrollo cerebral y pulmonar. Pero además aumenta el riesgo de muerte súbita del lactante entre dos y cinco veces con respecto a embarazadas no fumadoras. Ese humo también determina un 20% de bebés de bajo peso al nacer, 15% de partos prematuros y 30% de mortalidad perinatal.

En cuanto a la lactancia, la nicotina posee un efecto inhibidor sobre la ocitocina y prolactina, determinando una disminución en la producción de leche materna.

Es menos probable que las madres que fuman amamanten a su hijo y las que amamantan lo hacen por menos tiempo. Además producen leche de menor calidad y sus hijos están expuestos al humo de segunda mano.

Se ha demostrado que la nicotina pasa a la leche materna alterando los patrones de sueño de los bebés.

Cuando el niño/a nace, si los padres fuman, tendrá exposición pasiva al humo del cigarrillo determinando la aparición de: síndrome de muerte súbita del lactante, otitis media, asma, infecciones respiratorias y trastornos de conducta y aprendizaje. 

Debe aconsejarse a las madres fumadoras: 

-Abandonar el hábito de fumar. El embarazo y la lactancia son momentos ideales para motivar el cambio.

-Si no logra dejar el cigarrillo, se debe consultar a un especialista en el tema. 

-Buscar el apoyo de familiares y amigos. 

-Realizar actividades en las que no se permita fumar, como ir al cine o al teatro, pasar más tiempo con personas no fumadoras.

Asesoró: Dra. Susana Nahabedian MP 28871 MN 60378. De la AAMR. Medica especialista en Neumología y Clínica Médica.

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