El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, aunque a punto de terminar su mandato, se dispone a lanzar un nuevo ataque en el ámbito de su guerra contra el tabaco: ahora contra los cigarrillos electrónicos.
Como viene siendo habitual, sin embargo, su cruzada contra el humo y por volver más saludable la Gran Manzana corre el riesgo de abrir un nuevo frente de enfrentamiento.
Según la prensa norteamericana, Bloomberg, que ya prohibió fumar en bares y restaurantes, además de en parques y otros espacios públicos al aire libre, quiere ampliar la definición de productos de tabaco a los e-cigarettes o cigarrillos electrónicos.
De este modo los cigarrillos electrónicos quedarían sometidos a la misma rígida reglamentación que los tradicionales. La idea sería incluir la prohibición de las e-cigarettes en el proyecto que ya aumenta la edad para comprar tabaco hasta los 21 años.
La indiscreción ya está suscitando gran polémica: según los detractores, aunque aún no se ha determinado con precisión si los e-cigarettes son más o menos seguros, lo que es cierto es que no contienen tabaco, por lo que prohibirlos sería un error.
A esto se suma el hecho de que a menudo el objetivo de los e-cigarettes es precisamente el que ayudar a dejar de fumar, y no el de alimentar la dependencia de la nicotina.
La Food and Drug Administration (FDA) publicó una primera alerta sobre los e-cigarettes en 2009, afirmando que no podía aprobarlos antes de llevar a cabo otras pruebas.
Un reciente estudio de la Drexel University, en tanto, concluyó que los ingredientes químicos de los e-cigarettes no son peligrosos ni para quien los fuma ni para quien se encuentra cerca de quien los está fumando.
En contra de la iniciativa de Bloomberg estarían también algunos expertos según los cuales los cigarrillos electrónicos salvan muchas vidas y prohibirlos causaría un enorme daño a la salud pública.
En estos años Bloomberg ha convertido Nueva York en un modelo para todas las ciudades de Estados Unidos que quieren endurecer la prohibición de fumar en lugares públicos: además de haber prohibido el tabaco en parques y playas, el alcalde pidió hace unos meses a los dueños de negocios en Nueva York que escondiesen los cigarrillos en sus puntos de venta y dejasen visible solo los precios.
"Mostrar los cigarrillos en las tiendas es muestra de una actividad normal, e incita a los jóvenes a fumar", sostuvo entonces Bloomberg, quien tras 12 años al frente de la alcaldía, concluye su tercer mandato en noviembre, cuando están previstas las elecciones municipales.
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