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lunes, 8 de septiembre de 2014

elcorreo.com – 7 de septiembre de 2014 – España

El consumo de tabaco de liar se dispara pese a ser el más peligroso para la salud

Se coloca la palma izquierda en una posición ligeramente cóncava y, sobre ella, se extiende una hoja que se extrae del librillo. Conviene tener cuidado y cerciorarse de que el borde recubierto de pegamento -'la pega'- quede mirando hacia arriba, porque si no el asunto se vuelve algo desastroso. Se toma una pizca de tabaco y se coloca sobre el papel. La maniobra parece sencilla, pero resulta inevitable que las hebras queden desperdigadas por todo o que se queden entre las manos sudorosas. Se coloca el filtro y se lía. Aquí es cuando viene la madre del cordero, el paso que distingue a los manazas del virtuoso. La aparentemente sencilla operación de enrollar un tubito utilizando las yemas de los dedos puede hacer perder los estribos al más templado. Una vez conseguido, se moja con la punta de lengua, en un gesto vagamente erótico, la parte impregnada de pegamento y se sella. Listo para encender. La engorrosa operación contrasta con la sencillez de abrir una cajetilla, extraer el pitillo y encenderlo. Entonces, ¿por qué el consumo de tabaco de liar ha ido en aumento en los últimos años? ¿Se trata de una moda o una muestra más de la cultura low cost? ¿De verdad es más saludable?

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