Hasta hace unos meses aparecía como una posible solución al tabaquismo, dado que muchos aseguraban que podía ayudar a reducir los riesgos asociados al consumo de esta sustancia. Pero hoy, se ubica en el centro de la polémica: el cigarrillo electrónico es el foco de una serie de acusaciones por parte de distintos organismos.
El argumento de quienes se oponen al avance del dispositivo electrónico -que no contiene tabaco aunque sí la adictiva nicotina- es que, en el caso de los no fumadores, el consumo de este artículo puede convertirse en la puerta de entrada al mundo del cigarrillo.
Sucede que el hábito de fumar tiene que ver con un rito social, que puede iniciarse con el novedoso aparato para luego continuar con el producto tradicional.
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