Kinzie Barlow se encontraba conduciendo con su hijo de tres años, mientras su cigarrillo electrónico estaba cargando, cuando de repente explotó. La explosión del aparato le produjo quemaduras de segundo grado al menor en varias partes de su cuerpo y un terrible susto para ambos.
Cuando se produjo la explosión, una pieza de cobre al rojo vivo salió disparada a la parte trasera del coche, donde se encontraba el niño sentado. Cuando el menor empezó a gritar y llorar por el dolor que le estaba produciendo el objeto ardiendo, Kinzie reaccionó instintivamente arrojándole el café con hielos que tenía en las manos.
Según afirma el diario inglés Daily Mail, el fabricante de cigarrillos electrónicos Rhino Blanco ha advertido en varias ocasiones que las baterías de iones de litio en los cigarrillos pueden sobrecargarse por el calor, llegando a producir lesiones graves.
Los cigarrillos electrónicos son un producto con cada vez más consumidores y los incidentes de seguridad se han multiplicado.
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