Interesantes, cosmopolitas, envidiables, así quieren ser muchos de los y las adolescentes que deciden comenzar a fumar. Sin embargo, una actividad que comienza como una moda o un juego, puede convertirse en un hábito que los acompañe durante muchos años y dañe severamente su salud.
Muy lejos de los estereotipos que se anhela alcanzar, el tabaquismo provoca irregularidades hormonales y alteraciones en la libido. Psicológicamente, es posible que los y las jóvenes presenten decaimiento, tristeza y desinterés por realizar sus actividades cotidianas. Con el aumento del consumo, sobrevienen además problemas pulmonares y gástricos, afecciones cardiacas y, en casos extremos, la muerte.
De acuerdo con la doctora María del Carmen Fernández Cobos Capistrán, directora del Centro de Integración Juvenil Coyoacán, el tabaquismo también es un factor de riesgo en el desarrollo de la desnutrición: "Al inhalar el humo que se genera por la combustión de un cigarro, un fumador ingiere 0.1 mg de nicotina que tarda en llegar al cerebro entre 8 y 10 segundos. Al ser estimulado, el Sistema Nervioso Central libera norepinefrina, sustancia que genera una reducción del apetito y provoca la pérdida de peso".
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