La Comisión Europea quiere prohibir los nombres y símbolos comerciales en las cajetillas de cigarrillos
La nueva normativa europea, aún en estudio, prevé prohibir o controlar mejor las máquinas expendedoras
La Unión Europea quiere intensificar su guerra contra el tabaco porque, a pesar de todas las medidas tomadas en los estados miembros desde el 2001, los cigarrillos siguen matando a 650.000 personas cada año en los 27 países de la Unión. Las nuevas medidas propuestas incluyen, entre otras, eliminar el nombre de las marcas de tabaco de las cajetillas; prohibir (o regular más estrictamente) la venta en máquinas expendedoras; o prohibir la publicidad de tabaco en los puntos de venta.
La Comisión Europea ha iniciado una consulta pública con el sector que debe desembocar en la presentación, en el primer semestre del 2012, de un nuevo paquete normativo que endurezca el marco jurídico. El proyecto prevé introducir un envoltorio genérico, sin nombres de marcas.
Asimismo, está previsto aumentar el espacio de las cajetillas reservado a imágenes disuasorias, que actualmente ya ocupan el 40% del envoltorio, aunque estudios desarrollados en Europa y Estados Unidos han demostrado que las fotografías impactantes no generan un rechazo por parte del fumador determinante para dejar de fumar.
Por otra parte, las autoridades europeas quieren mejorar la información que se ofrece al consumidor sobre los ingredientes de los cigarrillos. La nueva norma de etiquetado supondría una evolución sobre las reglas actuales, que fijan un porcentaje máximo de alquitrán y de nicotina, y que prohíben la apelación light.
En el punto de mira del Ejecutivo comunitario también están los cigarrillos electrónicos y toda la panoplia de bebidas y caramelos con nicotina que han aparecido en el mercado, así como los sabores que se han añadido al tabaco como el mentol o la vainilla, que no reman a favor de la reducción de este hábito.
Las compañías tabaqueras no se han opuesto frontalmente a revisar la directiva sobre productos de tabaco. Pero exigen que mejore el funcionamiento del mercado interior y añada claridad, por ejemplo, respecto a la obligación de informar sobre los ingredientes, puesto que actualmente existen importantes particularidades nacionales. En este sentido, los fabricantes cuestionan la eficacia de la normativa actual para reducir el consumo, en especial, sobre las normas de etiquetado, ya que consideran que se basa en el argumento falaz de que los ciudadanos no son conscientes de los peligros de fumar. Asimismo, opinan que un detalle que demuestra lo erróneo de la directiva actualmente en vigor es la prohibición del snus, el tabaco de mascar.
Durante el proceso de consulta, si bien los representantes de la industria han dado la bienvenida a la regulación de la información obligatoria sobre los ingredientes sobre un formato común, han advertido de que es preciso proteger el secreto comercial, de modo que los datos que se ofrezcan sobre los componentes se basen exclusivamente en la toxicidad.
El sector de la publicidad, en cambio, ha reaccionado con más hostilidad que el de las propias compañías tabaqueras ante el nuevo proyecto de legislación. Desde su punto de vista, prohibir completamente toda forma de publicidad del tabaco, incluida en el lugar de comercialización, es un ataque frontal al papel mismo de la publicidad en una economía de mercado y sentaría un peligroso precedente para otros productos. El sector de la publicidad considera que, si un producto es tan peligroso para la sociedad como para llegar a este extremo, las autoridades deberían tener el valor de prohibir completamente su venta.
Desde el año 2003, la Unión Europea prohíbe la publicidad transfronteriza de los productos del tabaco en los medios de comunicación impresos, la radio y los servicios en línea, así como el patrocinio de acontecimientos transfronterizos, lo que se suma a la prohibición de anuncios en televisión desde 1989. En cambio, recae en los estados miembro la responsabilidad de proporcionar las normas y estructuras adecuadas en otros ámbitos de la lucha antitabaco, como la prevención, el abandono del tabaquismo y los espacios sin humo.
El PP no modificará la ley antitabaco
Las terrazas seguirán siendo para los fumadores y el humo permanecerá vetado en los establecimientos público. La nueva ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, no tiene en sus planes tocar la ley antitabaco.
"El objetivo prioritario del ministerio es preservar la salud de los ciudadanos", aseguró ayer a Efe una fuente del departamento de Mato. La ley "está funcionando muy bien", dijo la fuente citada, y el ministerio no tiene previsto cambiarla.
El programa electoral del PP no hacía referencia a una eventual modificación de la normativa que limita el consumo de tabaco. Sin embargo, Mariano Rajoy sembró la duda poco antes de las elecciones cuando, durante una entrevista en televisión, afirmó que no tendría inconveniente en volver a recuperar las zonas para fumadores en bares y otros locales de ocio.
El 2 de enero se cumplirá un año de la entrada en vigor de la ley por la que está prohibido fumar en cualquier establecimiento público. El cambio normativo fue duramente criticado por la patronal de la hostelería. En su día el PP apoyó la medida durante la tramitación parlamentaria.
Según una estimación del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), 600.000 personas han dejado de fumar en España desde la entrada en vigor de la ley y los ingresos hospitalarios por infarto se han reducido un 10%.
Tomado de;
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