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lunes, 30 de abril de 2012

El Heraldo. Barranquilla Colombia, 30 de abril de 2012


29 de Abril de 2012 - 09:18 pm

¿Y nuestros hijos qué?

En días pasados se dieron a conocer los resultados del segundo Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar en Colombia, en el que se evidenciaron unas realidades que deben motivar la inmediata preocupación del Gobierno, los colegios y los padres de familia ante el incremento que ha tenido el consumo de cigarrillo, drogas y alcohol, por parte de los jóvenes de este país que estudian tanto en colegio públicos como en establecimientos privados.
Este estudio que contó con el apoyo de la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas Cicad/OEA y la Oficina de Asuntos Narcóticos de la Embajada Americana en Colombia, arroja como uno de sus resultados que cada vez resulta más fácil para un joven conseguir bien sea un cigarrillo, una cerveza o un sobre de marihuana o cocaína.
Y genera aún mayor preocupación el hecho que el consumo de estas sustancias inicia cada vez a más temprana edad, pues se reportó que la edad de inicio de consumo de cigarrillo y alcohol es de 12 años, de marihuana entre los 13 y los 14, cocaína y éxtasis 14 años y pegantes y solventes a los 12 años.
Incluso, el estudio citado muestra que las opciones de consumo de la población juvenil incluye otro tipo de nuevas sustancias como por ejemplo la utilización de medicamentos de prescripción médica.
La responsabilidad política de un gobierno que anuncia prosperidad integral como programa bandera debe obligadamente incluir acciones inmediatas para enfrentar la tendencia que se evidencia en estos hallazgos reportados, pasando de la retórica alarmista a la acción práctica que se traduzca en medidas eficaces para contrarrestar la dura realidad que se está informando sobre el consumo de sustancias ilegales por parte de la población juvenil en Colombia.
Es innegable que se requiere de manera más que urgente estructurar una estrategia transversal que involucre la acción efectiva de los ministerios de salud, educación y justicia, enmarcada dentro de una política pública de estado para enfrentar esta situación.
Pero si tanto al gobierno como a los colegios les asiste la responsabilidad de empezar a adoptar medidas conducentes a revertir la realidad existente con los jóvenes, los padres de familia también tenemos una responsabilidad igualmente grande e importante…¿sabemos como padres dónde, con quién y qué están haciendo nuestros hijos cuando no los estamos viendo? ¿Cuál es nuestra reacción como padres cuando se conoce que los estudiantes cada vez tienen más facilidad en conseguir marihuana, basuko, éxtasis y heroína?
Como padres de hijos jóvenes llegó el momento de dejar de ver este tipo de información como simples oyentes, televidentes o lectores de noticias…debemos asumir el rol protagónico de ser los responsables de la formación de ellos, pero también de su protección física integral.
El diálogo franco pero cordial como herramienta para conocer lo que hay realmente en el corazón figurativo de nuestros hijos y el buen ejemplo que le demos con nuestras vidas, debe hacer parte de ese arsenal de guerra que debemos utilizar para prevenir y evitar el daño que se puede producir en la vida de nuestros jóvenes.
Por eso, ante los resultados preocupantes de este estudio, preguntémonos…¿y nuestros hijos qué?
Por Ulahy Beltrán López
ubeltran@hotmail.com
twitter: @ulahybelpez
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