Desde el mismo momento en que se deja el cigarrillo, el organismo empieza a recuperarse
Una vez tomada la decisión, sosténgase en que puede lograrlo. Miles de estudios han demostrado que el organismo gana desde el instante mismo en que se para de fumar.
Los vasos sanguíneos recuperan buena parte del funcionamiento normal que se pierde con el cigarrillo, los alimentos saben mejor y el sentido del olfato se torna más agudo.
Con los meses, la función pulmonar mejora y el riesgo de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular empieza a disminuir a partir de los dos años.
Ya tiene razones de sobra para dar el paso. Ahora le damos algunas claves para deshacerse definitivamente del cigarrillo.
Dejar de fumar lentamente rara vez funciona. Casi todos los que lo intentan vuelven a consumir las dosis acostumbradas de nicotina.
Lo mejor es cortar por completo con el cigarrillo, pero eso requiere preparación. La cooperación de la familia y los amigos es importante.
Piense positivamente. Hay que tener siempre claro que sí es posible dejar el cigarrillo, y no verlo como un largo proceso. Tómelo como una labor de un día a la vez.
Elegir una fecha. No se dé largas ni concesiones. Trate de que la fecha elegida no coincida con periodos estresantes, por ejemplo, entrega de proyectos o exámenes. A medida que ese día se acerque, saque los cigarrillos y ceniceros de su casa, de su oficina y de su carro.
Ojo con los estados de ánimo. Tenga presente que es probable que al suspender el consumo se sienta malhumorado, irritable, hambriento y ansioso.
El pico de la incomodidad se alcanza de una a tres semanas después de haber dejado el cigarrillo. La buena noticia es que a partir de ahí esta empieza a disminuir poco a poco.
Lejos de otros fumadores. Evite acercarse a gente que fuma y ni siquiera piense "voy a fumarme sólo uno". Ese solo cigarrillo puede hacerlo recaer. Para sobrellevar estos periodos abastézcase de bocadillos, dulces bajos en calorías y chicles sin azúcar para mantener la boca ocupada.
Aproveche para elaborar un plan de actividades y ejercicios. Empiece con una rutina no muy exigente. Camine, trote, nade, baile y monte en bicicleta, tres veces a la semana, en sesiones de 40 minutos.
Apoyo conductual. Muchos fumadores tratan de dejar el hábito por su cuenta y la mayoría no lo logra en el primer intento. Así que no se desanime. Si siente que solo no puede, busque ayuda.
Pregúntele a su médico, asesórese con profesionales y asista a charlas y talleres sobre el tema.
Reemplazo de la nicotina
Bien utilizados, y bajo la asesoría adecuada, los llamados reemplazos de nicotina son seguros. Permiten regular la cantidad
de nicotina que consume e ir reduciendo la dosis; la ventaja es que, a diferencia de los cigarrillos, no consume los cientos de sustancias tóxicas y cancerígenas que vienen en este producto.
Hay parches, gomas de mascar y pastillas con nicotina.
Fuente: Health Beat, Harvard Medical School
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