"La prevalencia bajó claramente en 5 puntos desde 2010 en las encuestas nuestras hechas en Ciudad de Buenos Aires, mientras que la encuesta nacional de factores de riesgo dio que entre 2005 y 2010 bajó tres puntos, lo que en números absolutos es mucho si se piensa en cantidad de habitantes", dijo Angueira a Télam.
Los últimos datos fueron obtenidos a través de una encuesta telefónica en la Ciudad sobre 1.500 muestras, que indicó que casi la totalidad de los consultados sabe que fumar causa graves enfermedades y un 90% conoce que también se ve afectado el fumador pasivo, con 6.000 muertes anuales por enfermedades derivadas. Uno de los efectos más nocivos del humo ambiental del tabaco se produce dentro del recinto de los vehículos, con el agravante de que fumar manejando aumenta el riesgo de accidentes: por ambas razones, los especialistas promueven una norma para que no se fume mientras se maneja.
Un relevamiento hecho por el Proyecto Buenos Aires Ciudad Libre de Humo concluyó que "el 57% de los vehículos en los que se fuma en Capital, corresponden a particulares", y halló que "en el 4% de los vehículos fumaba al menos una persona".
La observación mostró que en el 60% de los vehículos había otros ocupantes expuestos al humo de tabaco ajeno, es decir, fumadores pasivos, tanto adultos como chicos.
Esta investigación, que incluyó 4.800 observaciones directas de vehículos en las 15 comunas de la Ciudad durante abril, "es pionera en nuestro país", donde hasta ahora no había cifras que reflejaran la realidad local.
La baja de incidencia ocurrió desde la vigencia de leyes de control de tabaco como la 1799/05 de Ciudad de Buenos Aires y su modificatoria 3.718/10 que prohíbe fumar en todo espacio cerrado con acceso público; la 26.687 de 2011 a nivel nacional y otras legislaciones de una docena de distritos, entre ellos Córdoba y Santa Fe.
Así, comenzó a superarse una cultura adictiva de larga data, nacida del oportunismo de los colonizadores que en los largos viajes de ultramar con tráfico de mercancías y personas necesitaban que la tripulación del barco tuviera con qué calmar la sensación de hambre provocada por el racionamiento de víveres.
"Es mucha la gente que dejó de fumar y lo bueno es que no hay recambio, porque lo habitual es que hay quienes dejan, pero otros que inician: acá la disminución es absoluta", afirmó Angueira, coordinadora del programa de prevención y control del tabaquismo del Hospital Ramos Mejía.
Otras evidencias derivaron de mediciones hechas tras "dos años de aplicación de la ley en Uruguay, Canadá, Inglaterra sobre las urgencias hospitalarias, que disminuyeron un 20% de ingresos a la unidad coronaria, lo que indica que algo importante mejoró".
La cifra escala al 40% menos de los ingresos a unidad coronaria de adultos jóvenes, hasta los 45 años.
La alta incidencia en adultos jóvenes de problemas cardiológicos es debido a que "desde el punto de vista cardiovascular, el tabaco produce lesiones crónicas como la arterioesclerosis, que es la placa dura, irreversible, que estrecha los vasos a lo largo del tiempo", describió Angueira, también directora del proyecto Buenos Aires Ciudad Libre de Humo.
Por otro lado, "en la gente más joven, la isquemia se produce por trombosis, porque en el fumador la sangre se espesa por los componentes del humo del tabaco, que es promotor de trombos, pero eso mejora inmediatamente cuando deja de fumar".
Angueira consideró que la advertencia sanitaria a la que están obligadas las tabacaleras, con cruentas imágenes que deben ocupar la mitad del paquete, "es efectiva como una herramienta más, porque el control del tabaco no es solamente que la gente deje de fumar sino también generar conciencia en los ambientes libres de humo, el incremento de precio y el control del contrabando".
Asimismo el cambio cultural para cuestionar ideas, como la que asoció el cigarrillo a la esbeltez como estrategia publicitaria.
Angueira planteó que "la delgadez está asociada a la química de la nicotina, con efecto anorexígeno que quita el apetito: por eso el tabaco comenzó a ir a Europa, porque los colonizadores vieron que los indígenas que fumaban podían comer poco y encontraron la solución para que comiera menos la gente que venía en los barcos, en los que el problema era la conservación de los alimentos".
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