"El problema del cigarrillo electrónico es que ni el distribuidor conoce qué vende"
La Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico (Ance), es una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo principal es representar a las empresas que operan en este sector y alargar sus horizontes. Manuel Muñoz, su presidente, explica las claves de la pionera legislación sobre el cigarrillo electrónico que prepara nuestro país.
¿Qué es el cigarrillo electrónico? ¿De qué está compuesto?
Está compuesto de una batería y un depósito en el que se introduce el líquido con una resistencia que calienta el líquido y produce el vapor, sin combustión. En cuanto al líquido, las fábricas especifican muy bien la composición, sin letra pequeña: agua ionizada, glicerina vegetal, que es una sustancia que comemos todos los días, y propilenglicol, que provoca el vapor. Además tienen aromatizantes, y nicotina farmacéutica para quien lo desee.
Pero no todo lo que se vende como cigarrillo electrónico lo es...
Nuestra gran guerra es la desinformación del consumidor debido a que ni el propio distribuidor conoce el producto que está vendiendo. Desde nuestra asociación nos empleamos a fondo para acabar con esto. Como en cualquier sector, debe primar la profesionalidad, y es importante explicar a la persona que quiere adquirir un cigarrillo electrónico qué es lo que va a comprar: que el aroma es natural, que no es perjudicial como el tabaco, que cada uno tiene un golpe de garganta distinto.
¿Qué estatus otorga al cigarrillo electrónico la Directiva que la UE ha lanzado?
Europa ha dotado a los Estados miembro de la capacidad para que procedan a la autorregulación del cigarrillo electrónico. Es decir, para que se constituya como un sector independiente del tabaco o de los productos terapéuticos, con una legislación propia.
En España, la adaptación a dicha Directiva se está haciendo a grandes zancadas.
Sí, estamos muy satisfechos con los progresos en la regulación del sector, que desde la Asociación reclamábamos, y esperamos tener el documento oficial para principios del verano. España es pionera en esto, y el resto de países observan cómo lo estamos llevando a cabo. Lo que desde Ance exigíamos era la profesionalización y formación del personal, que se establecieran qué puntos de venta podían dispensar cigarrillos electrónicos y el control de la calidad del producto.
¿Qué opina de los límites que se han puesto al vapeo en algunos sitios públicos?
Que no se pueda usar el cigarrillo electrónico en colegios y hospitales es de sentido común. Sin embargo, consideramos que hay otros lugares en los que la prohibición ha sido asignada de manera arbitraria, como es el caso del transporte público. No vemos la diferencia entre estos y un restaurante, por ejemplo, o espacios de la Administración pública.
Se han oído informaciones sobre el supuesto perjuicio del cigarrillo electrónico. ¿Qué hay de cierto en esas voces?
Esos bulos están poco sustentados por informes médicos, y se ha creado una campaña en contra del sector que no comprendemos. Tenemos una gran parte de la comunidad médica que avala lo que desde Ance promulgamos, y más de 200 estudios que demuestran que en los 13 años de existencia del cigarrillo electrónico, este no ha causado problema alguno en la salud de un usuario.
¿Cuál es el motivo por el que muchos de los establecimientos dispensadores de cigarrillos electrónicos estén cerrando?
Era imposible mantener el ritmo de apertura de este tipo de tiendas. Es normal que el mercado haya llegado al máximo, y ahora está estabilizándose. Cuando se investiga cuáles son los locales que han tenido que echar el cierre, nos damos cuenta de que son precisamente aquellos cuyos dueños tenían un perfil menos profesionalizado, desconocedores del producto o incluso del modo de gestión del negocio. Por eso, insistimos mucho en la formación de los vendedores, que el profesional tenga que obtener una licencia formativa antes de lanzarse a abrir una tienda de cigarrillos electrónicos.
¿A quién se dirige el cigarrillo electrónico?
Está dirigido a gente que ya consume tabaco, no pretende captar a nadie que no tuviese antes el hábito de fumar. Es perfecto para aquellos que quieran reservar los cigarrillos para ciertas ocasiones y sin embargo pueden vapear durante el resto del día. Además, tiene atractivos como el ahorro económico que supone, que no te huelen las manos ni la ropa y que no estás inhalando sustancias nocivas como las que contiene el tabaco.
¿Qué precio debe de tener un e-cigarrillo para que de verdad cumpla unos requisitos mínimos?
Unos mínimos y una calidad buena, 38 o 39 euros. Aparte del líquido, el cargador, la funda si la queremos Hace cinco años compré mi primer kit en Italia y pague 128 euros. Eso aquí no ha pasado. Ese día entré en una tienda de cigarrillos electrónicos, me dejé asesorar durante una hora y media y los pagué a gusto porque me sentí bien tratado. Me explicaron perfectamente qué era lo que iba a comprar. En España, son pocos los profesionales que lo están haciendo.
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