En nuestro país, la reducción del consumo de tabaco en los últimos 10 años mediante la instrumentación parcial1 de las políticas públicas recomendadas por la Organización Mundial de Salud en el Convenio Marco para el Control del Tabaco, es un reflejo de claroscuros. Mientras es evidente una ligera disminución del consumo general, como puede verse en el Gráfico 1, principalmente por la reducción del consumo en hombres adultos, la prevalencia de fumadoras adolescentes activas aumentó considerablemente entre 2002 y 2011 (de 3.8% a 8.1%).
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