diariocorreo.pe – 12 de Junio de Abril de 2015 – Perú
Puedo dar fe que lo único que mi madre mantiene de sus años universitarios es su coprolalia (nunca habíamos escuchado una lisura en casa) y su adicción al tabaco. Yo probé un cigarrillo con mi amigo Augusto Bedoya a los 10 años. Era un Premier. No me atrajo para nada. Sin embargo, Augusto no ha dejado de fumar aunque ha mejorado la calidad; fuma Marlboro.
Celebro que Francia haya tomado el ejemplo de Australia (2012) y decretado que a partir de este mes todos los paquetes de cigarrillos tengan la misma forma, el mismo tamaño, el mismo color y la misma tipografía. Lo único que los diferenciará es el nombre en el empaque. Nada de logos atractivos. El “paquete neutro” que contiene la muerte lenta.
En Francia mueren 73 mil personas al año por adicción al tabaco (unas 200 personas por día). El Estado debe intervenir un mercado distorsionado, pues la libre elección del consumidor no existe por la adicción. No es una decisión racional, es una enfermedad. Es un tema de salud pública. Punto.
Sin embargo, algo que es tan obvio resulta atractivo para la centro-derecha y la derecha europea: no quieren la intervención del Estado, punto. “Se incrementará el contrabando afectando las ventas y la recaudación”. Pero el paquete neutro hace evidente la competencia desleal.
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