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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Noticias Urbanas, Argentina 27 de diciembre de 2010

OPINIÓN
"Una ley de prevención, no de prohibición"

Por Lidia Saya (*)



Días atrás se aprobó con amplio consenso la modificación a la Ley 1799, esta norma implica un paso gigante hacia el objetivo de "tabaco cero", medidas como esta son las que marcan verdaderos hitos de política sanitaria.

Es absolutamente necesario que la gente entienda que esta no es una ley de prohibición sino de prevención, con beneficios para fumadores y no fumadores a corto mediano y largo plazo, que sin duda redundarán en una muy significativa disminución en el porcentaje de enfermedades y muertes generadas por el consumo de tabaco.

Cuando sancionamos en 2005 la Ley 1799, había mucho escepticismo por parte de todos respecto del cumplimiento de las restricciones, hoy nos resulta inadmisible ver a un fumador en un bar.

Hoy estamos yendo por más: se prohíbe totalmente el consumo de tabaco en espacios cerrados, el Estado asume la responsabilidad de ejercer el control sanitario y de garantizar con medidas concretas el pleno derecho a la salud para todos aquellos que no quieran respirar aire viciado.

En momentos como este -donde muchas veces prima la mezquindad política por sobre los intereses de la población- resulta sumamente alentador generar una Ley de estas características con el apoyo de casi todo el cuerpo ya que hubo sólo 4 votos en contra.

En la Ciudad de Buenos Aires funciona hace algunos años el programa de cesación tabáquica con sede en hospitales y centros de salud, donde se atiende y trata a la comunidad en forma integral e interdisciplinaria.

El tabaquismo es un problema de salud pública y entendiendo esta premisa es que optamos por prevenir a tiempo y cerca a recurrir al hospital al fondo del abismo. No se trata de gastar menos, sino de gastar mejor. Los recursos en salud nunca son suficientes y mucho menos si se aplican sin un adecuado criterio sanitario.

Hoy se registran en nuestro país alrededor de 40.000 muertes al año por causas estrechamente ligadas al consumo de tabaco, el 70% de estas defunciones son provocadas por: cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), infarto agudo de miocardio y accidente cerebro vascular (ACV).

Sabemos que uno de cada cuatro fumadores muere prematuramente producto de la adicción y que los fumadores tienen 35 veces más riesgo de contraer cáncer de pulmón. Representan el 91% de los individuos con esa patología y el 88% con EPOC.

Todos estos datos son alarmantes, pero además es sorprendente conocer que el 10% de las muertes atribuibles al consumo de tabaco se producen en fumadores pasivos.

Alguno podrá pensar que con estos datos mi intención es la de asustar. En realidad no es así, creo que tenemos la responsabilidad de informar con datos fehacientes como primer paso en una política de prevención, pero si alguien toma conciencia de esta realidad y con estos datos tan fríos como inexorables se asusta y por ello deja el hábito, habremos dado un paso más en esta lucha hacia el tabaco cero, por aire más puro. Lucha por afianzar la salud, que juntamente con la educación, el trabajo y la vivienda deben ser entendidos como derechos y no como artículos suntuarios.


(*) Diputada porteña de PRO, vicepresidenta de la Comisión de Salud de la Legislatura de la CABA.
Tomado de:

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